viernes, 7 de septiembre de 2012

Nombramiento de Celedonio del Castillo como maestro de escuela del pueblo de San Luis, en las Misiones.
(Archivo General de la Nación)





lunes, 6 de agosto de 2012

Informe sobre una Expedición a las Misiones Jesuíticas escrito por don Celedonio Joseph del Castillo



INFORME SOBRE UNA EXPEDICIÓN CIENTÍFICA A LAS MISIONES EN LOS ANALES 
DE LA SOCIEDAD CIENTIFICA ARGENTINA

                                                                                                                                                                                                      Prof. Celia Codeseira del Castillo


            La Sociedad Científica Argentina se creó a fines de julio de 1872, durante la presidencia de don Domingo Faustino Sarmiento. En el año 1876, cuando ejercía la presidencia don Pedro Rico y era secretario el Dr. Estanislao S. Zeballos,   se encontró en los archivos de  la institución  un manuscrito que se publicó en los Anales.[1]  Se trata de un Informe sobre una excursión a las Misiones, cuyo autor fue el Excmo. Señor Celedonio Joseph del Castillo. Esta datado en el Pueblo Concepción (Misiones), el 21 de agosto de 1812.
            Este interesante documento fue la respuesta a un requerimiento hecho desde Buenos Aires, por el Excmo. Superior Gobierno de las Provincias Unidas, con fecha 27 de junio del mismo año. En dicho informe expresó que hacía 30 años andaba recorriendo esos pueblos, campos y montes y que hizo circular entre todos los habitantes de ese Departamento el singular pedido, ofreciendo a los naturales gratificarlos si le traían “algún animal, o cosa extraña o particular”.[2]  Del Castillo mantenía una fluida correspondencia con el Primer Triunvirato, basta recordar cuando en su carácter de  Gobernador Delegado de Apóstoles, le informó a los triunviros, entre otros asuntos, que los habitantes de su Departamento, compenetrados de los propósitos de ese Gobierno, manifestaron entusiastamente “su deseo de ser útiles a la Patria, con sus pensiones y haciendas que han franqueado gustoso, y a mantenerse bajo sus superiores auspicios.”[3]
            Recordemos que en esas tierras, en 1609 los jesuitas inician su acción en los treinta pueblos de Las Misiones del Paraná, Uruguay y Tapé, hasta que en 1767 se ordena la expulsión definitiva de la Orden.
            Posteriormente, el gobernador Francisco de Paula Bucarelli y Ursúa ordenó organizar la provincia de Misiones, que fue la primera del Río de la Plata[4] y que se incorporó con ese carácter a nuestro Virreinato.  Se dividió inicialmente en cinco departamentos con gobernador  y capital en Candelaria.  La provincia fue reorganizada en 1803.
            Misiones adhirió a la Revolución de Mayo y pasó a integrar las Provincias Unidas del Río de las Plata[5], prestando su ayuda a la expedición de Belgrano durante la cual se fijó el límite con Corrientes y durante la cual Belgrano, en 1810, redactó el Reglamento Provisional para los naturales de estas tierras, que fue considerado el primer ensayo constitucional argentino.
             


[1] Anales de la Sociedad Científica Argentina, Tomo I. Buenos Aires, Imprenta Coni, 1876.
[2] Ibidem-
[3] Apóstoles, 21 de enero de 1812.
[4] Aprobada por Cédulas Reales de 1771 y1778
[5] 18 de junio de 1810.

Documento Científico al Primer Triunvirato- Agosto 1812




 Revisando el Archivo de la Sociedad Científica Argentina encontramos  el siguiente documento sobre Una  Excursión a las Misiones:

Exmo. Señor:
La superior orden de V. E. de 27 de Junio pasado, luego que la recibí, la circulé por los pueblos de este Departamento, para inteligencia de todos, ofreciendo á estos naturales gratificar al que me trajese algún animal, ó otra cosa extraña ó particular.
En el espacio de treinta años que he andado por estos pueblos, sus campos y algunos montes, no tengo noticia de otras particularidades que las siguientes:


Aves.

El Pájaro Campana, que por su grito se asemeja al sonido de una campana; que lo he visto en la punta de los árboles de la serranía, que me parece será como una calandria, y aunque dicen es particular, yo no he podido distinguir su estructura y pluma; es muy arisco.
El Cuervo Blanco, es particular en todo, se puede conducir vivo, y no es muy extraño en esta Provincia.
El Tucá por la particularidad de ser el pico tan grande como el cuerpo: sé que han hecho diligencias para llevarlo vivo, pero en el camino se muere; su alimento es frutas, y no quiere opresión.
La Perdis del Monte, cuya pluma es tornasolada, y un copete de tres ó cuatro plumas. No la he visto, pero el huevo sí, que es de color azulejo, que tira á cardenillo; dicen es muy arisca.
El Sanía, en el idioma de esta provincia, es del grandor de un pavo, la pluma blanca y negra, con copete grande y la cola baja. Es pesado en el volar, pues á los tres vuelos cortos, no se vuelve á levantar; no lo he visto ó no lo tengo presente.



Animales.

El Tigre Negro.
La Anta ó Gran Bestia.
El Oso hormiguero, de dos especies, una grande y otra chica. No he visto más que de los grandes.
El Puerco Espin, el cual se encrespa, y despide varias puas con que acobarda á los perros que le embisten; lo he visto del tamaño de un chancho jabalí, no sé si hay más grande.
El Quati; en el cuerpo y la cola parece mono; y la cara de zorro chico.
El Qui, en el idioma de esta Provincia, que es el Erizo, dicen lo hay, pero yo no lo he visto.


Minerales.

Es opinión general, y lo decían los P. P. Jesuitas, que no los hay sinó imperfectos. Solo se encuentran algunas piedras cristalinas blancas, y moradas, que no se hace aprecio de ellas.
Metal como tumbaga, hay una mina cerca del pueblo de Santa Ana, del departamento de Candelaria.
Así mismo tengo noticia que cerca del pueblo de Santa María de Fee, del departamento de Santiago, que posee el Paraguay y pertenece á esta Provincia, hay una mina de Azogue; de cuyas piedras llevó algunas el señor. D. Manuel Belgrano, y se sacó azogue en el pueblo de Candelaria por D. Santiago Liniers, para mandar de muestra á España.


Plantas.

Yerbas medicinales hay muchas, cuya lista remitiré á V. E. en otra ocasión, aunque no hay prácticos que las conozcan todas.
Las minas de esta Provincia son los inmensos yerbales que hay por la costa del río Uruguay y Paraná arriba en el día poseídos por los portugueses y paraguayos.
El árbol del Curii, que es un pino silvestre, cuyos palos por su altura y ninguna curvatura, pudieran servir para arboladura de barcos. Su resina es medicinal, y olorosa. La piña es semejante á la del pino, solo que el piñón no tiene cáscara dura, sino un forro de una especie de madera blanda. Es el alimento de los infieles Tupis.


Es cuanto por ahora puedo informar á V. E. en cumplimiento de lo que se sirva ordenarme.
Dios guarde á V. E. muchos años.
Pueblo de la Concepción (Misiones), 21 de Agosto de 1812.
Exmo. Sr.
Celedonio Jph. del Castillo

Exmo. Sr. Gobernador de las Provincias Unidas


Fuente:
Archivo Documental de la Sociedad Científica Argentina

viernes, 29 de julio de 2011

Documentos

Apéndice Documental

Correspondencia entre el doctor Manuel Belgrano y el contador Celedonio del Castillo

El archivo documental del Museo Mitre es el repositorio de esas cartas que intercambiaron ambos patriotas en momentos difíciles de nuestra historia. Llegaron a manos de Don Bartolomé Mitre por una generosa donación del doctor don Juan José Álvarez.

Álvarez era un prestigioso entrerriano, nacido en Paraná en 1827. Había cursado sus primeros estudios en esa ciudad, y ya en Buenos Aires, los completó en el Colegio del Salvador. Luego estudió Filosofía y Lógica en el Convento de San Francisco, y en 1846 se graduó en Derecho Canónigo y Civil. Un año después fue ordenado sacerdote por el obispo Dr. Mariano Medrano. Ingresó a la Academia de Jurisprudencia obteniéndo el título de abogado en 1854. Urquiza lo designó capellán general castrense del ejército que triunfó en Caseros.

En 1853 fue diputado nacional e integró el Congreso General Constituyente que dictó la constitución nacional. Luego fue elegido diputado nacional por la provincia de Entre Ríos, e integró el Congreso de la Confederación, con sede en Paraná. También fundó colegios, una sociedad de beneficencia y misiones religiosas para los aborígenes del Gran Chaco y de La Pampa. Fue nombrado nuevamente legislador, en varias ocasiones, realizando grandes obras. También se destacó por sus trabajos literarios e históricos.

Conocedor de las investigaciones históricas que Mitre estaba realizando para completar su Historia de Belgrano, generosamente le cedió las cartas pensando que en sus manos tendrían el destino adecuado.


Correspondencia del doctor Manuel Belgrano a don Celedonio José del Castillo

Esta correspondencia se encuentra en el Archivo del Museo Mitre. Le fue enviada al general e historiador por el doctor Juan José Alvarez, desde Paraná, el 2 de marzo de 1889. Citamos el texto de la donación :

“…detalles previsores y noticias políticas, que las transmitía al subdelegado de varios importantes departamentos de la provincia de Misiones, don Celedonio José del Castillo, padre de una respetada familia de esta ciudad, y que, por su vasta instrucción y honradez, siempre estuvo al servicio de la provincia, rindiéndoselos muy importantes, desde el principio de su organización, a contar desde el 23 de septiembre de 1821, en el importante y laborioso gobierno del ilustre general don Lucio Mansilla, que le dio existencia política.”

Teniendo en cuenta los antecedentes del Dr. Álvarez, valoramos su decisión de desprenderse de la documentación mencionada. La misma fue utilizada por don Bartolomé Mitre en la investigación que culminaría con la redacción de su famosa Historia de Belgrano.

También queremos recordar, que un hijo de Celedonio del Castillo, el Ministro Tesorero don Vicente del Castillo, en 1847, dispuso la entrega de 30 onzas de oro selladas al jóven Alvarez. Esa beca había sido asignada por el gobierno de Entre Ríos para que continuara sus estudios en Buenos Aires “y de ese modo servir fructuosamente a su Patria y la noble causa que defiende.”[1]


Señor con Celedonio del Castillo

San José

Mi amado amigo y pariente:

Ya estará usted tranquilo con el movimiento del Paraguay, y no hay que temer por parte de los limítrofes: porque la corte está de acuerdo con nosotros.

He sido recibido en esta nuestra amada patria con todo aprecio, y sigo sin la menor novedad descansando de mis grandes trabajos.

Ya nuestros enemigos están con sólo Montevideo y pronto esperamos que se nos entregue y se acabe por esta parte: nuestras armas se coronan de glorias.

Desea a usted toda felicidad y me digo suyo siempre.

Buenos Aires, 4 de junio de 1811.

Manuel Belgrano


Señor don Celedonio del Castillo

San José

Mi querido amigo:

He leido con el mayor gusto la de usted de fecha 20 de mayo: es verdad que el Todo poderoso me ha favorecido cual yo no merezco, y si pudiese contar a usted la historia de todos nuestros sucesos tendría mayores motivos de admirarse y de darles gracias, conociendo que a Él solo debemos el sostén de la justicia de nuestra causa.

Cuando los hombres se hallan revestidos de las virtudes de usted y aspiran de buena fe a la prosperidad de su patria, sacan recursos de la nada, y sostienen con honor y decoro los cargos que ocupan; tal lo veo a usted en el desempeño de la milicia para conservar su departamento de la invasión de los fidalgos.

Estoy trabajando constantemente por ir de nuevo al enemigo y aún se halla en Cruz y espero en Dios que hemos de lograr felizmente el fruto de nuestras tareas; pues los medios que ponemos son a propósito para ellos y tenemos por Patrona a Nuestra Señora de las Mercedes.

No me permite el tiempo, ni mis atenciones extenderme más, pero crea usted que soy su invariable y agradecido pariente.

Manuel Belgrano[2]


Señor Celedonio José del Castillo

San José

Mi querido amigo:

He recibido la de usted, fecha 4 del pasado, con los papeles que la acompañan, que me han dado toda la luz de que carecía, acerca de los pensamientos de nuestros paisanos; estoy contentísimo con la confederación, y es a lo que abiertamente se ha decidido nuestro gobierno.

No es posible que detenga a tratar del pormenor de los puntos que usted me toca, porque estoy apurado con el correo; pero si diré a usted acerca de sus hijos[3], que haré cuanto pueda por ellos, luego que el padre Castillo[4] me hable o yo lo busque para instruirme de su paradero.

Los portugueses ansían por entrar en nuestro territorio, y creo que se agarrarán a una ascua ardiendo para conseguirlo; pero me parece que siendo americanos como nosotros, no tardarán en desengañarse de la iniquidad, y nos han de seguir.

Deseo a usted toda felicidad y soy su amigo.

Manuel Belgrano

Buenos Aires, 19 de julio de 1811.


Señor Don Celedonio del Castillo

Concepción

El 23 del corriente, se me dio parte por el Comandante de las fuerzas patrióticas avanzadas, de haber intimado la rendición a la guarnición del Pueblo de Colla, y que después de varias contestaciones tuvo aquella que entregarse a discreción en número de 70 veteranos, todos con armas.

Por Oficio que acabo de recibir del Teniente Coronel, Dn. José Artigas, en que me incluye un Parte del Capitan de Milicias, Dn. Bartolomé Quintero, de la división de las tropas patrióticas que están al comando de Dn. Venencio Benavídez, temgo la satisfacción de participar a V. de la toma, por nuestras armas, de la Villa San José, después de una acción reñida y muy disputada, en que sobresalió el valor patriótico, pues estos, sin cañones, atacaron con tanto denuedo a los insurgentes, que en número de 100 y tantos, con dos piezas de artillería, se habían fortificado en dicha Villa, que todos fueron hechos prisioneros; entre éstos, dos Tenientes Coroneles, un Edecán de Elío, y a otro conocido por el Preboste. Los cañones tomados, el uno es de calibre de a 4, y el otro de a 18. No hemos tenido más pérdida que se sepa, que hallarse gravemente herido el valiente Capitán Dn. Manuel Artigas. Lo que comunico a V. para que lo celebre junto con los buenos Patriotas.

Dios guarde a V. muchos años.

Cuartel General de Mercedes, 27 de abril de 1811.

Manuel Belgrano


S. Dn. Celedonio del Castillo

Mi querido amigo:

Estoy destinado con mi Regimiento a sostener este punto y creo seré atacado por los Montevideanos, según los avisos que se me han comunicado, pero espero en Dios que saldremos avante, pues la gente está muy animosa.

Dicho mi Regimiento se halla bastante bajo, con motivo del motín del Cuartel, y yo deseo tener muchos naturales en él; quisiera que V. se empeñase en mandarme aunque sea un par de cientos de ellos, cuyos costos satisfaría, aunque fuera vendiéndome.

Si V. se determina, haciéndoles ver que vienen a mi lado, que tendrán 11 pesos ½ de sueldo, y vestuario; puede V. contribuir a que haya entre ellos, músicos, y gente de oficio, para destinarlos a lo útil, y presentar mi Regimiento de modo que vuelva obtener, como hasta aquí, el primer lugar.

He encargado para esto a Dn. Antonio Ignacio Bermúdez, y no dudo que V. me proporcione esta complacencia, que mi gratitud no olvidará jamás, entretanto soy siempre su

Ml. Belgrano

Rosario, 12 de febrero de1812


Sr. Dn. Celedonio del Castillo

Lenguasar se me presentó en La Cruz, y creo que a esta fecha, ya habrá entregado los Negritos, según las órdenes que le di.

No está mal lo del Paraguay, es preciso confiar algo más y Yo espero que concluyendo la empresa en que estoy, todo se acabará.

Espero a un Capital de Dragones que viene de parte del General Sousa, y entonces me aseguraré más en mi concepto, que ya lo veo en la Gazeta número 43.

Ánimo, que la Patria consolida su sistema y estos dominios de Fernando 7º se harán eternamente memorables por su lealtad.

Dios guarde a V. muchos años.

Manuel Belgrano

Cuartel General de Concepción del Uruguay, 12 de abril de 1811

Concepción.


Mi estimado amigo:

He preguntado por V. a este Intendente Gobernador, y me dice que hace tiempo ignora que de V.; deseo que no sea falta de salud, ni algún otro mal, su silencio.

Desde el 28 del pasado me hallo en este destino en compañía del Señor Conjuez, Dr. Echeverría; ambos con plenos poderes para solidar la unión de la Provincia del Paraguay con las demás del Río de la Plata; y estamos esperando la contestación de aquel Gobierno para entrar a tratar con él lo conveniente.

Incluyo a V. las tres Gazetas adjuntas, en las que va la declaración que he obtenido para satisfacción de V., respecto a la amistad que me profesa y relaciones que median entre nosotros: en vano la mentira se empeñará en sacrificar al hombre de bien; cuando el Gobierno es justo, todos sus tiros son inútiles.

Comuníqueme v. sus noticias relativas a los limítrofes y no menos de la disposición de nuestros paisanos, los naturales, para defender su libertad; es preciso hacerles entender el inestimable valor de una prenda tan preciosa, y que debe preferirse la muerte misma a la esclavitud.

También convendría inspirar la idea en los Americanos Portugueses de que nuestra causa es suya, y que la guerra inicua en que los quiere meter, o mejor diré, ha metido su Corte con nosotros, sólo es para aumentarle sus cadenas; que nosotros los miramos como a hermanos, y todo lo tendrán si quisiesen venir a vivir en nuestro suelo, o si queriendo no dejar el suyo, entran en nuestros intereses, y sacuden el yugo de las fieras que los oprime: acompañando esa proclama para que si V. tiene proporción, procure que se entienda por ellos.

Hábleme V. de Corrientes y mándeme como pueda.

Manuel Belgrano

Corrientes, 21 de septiembre de 1811.

Dr .Dn. Celedonio José del Castillo.

Concepción


[Sr. Dn.Celedonio del Castillo]

Con 135 Infantes logré imponer al enemigo que en número de 3400, me atacó en Tacuarí; felizmente esto ha dado motivo a principiar una negociación con el Paraguay, de la que espero resulte que se una a las demás Provincias del Río de la Plata, y esto ha sido, tanto más ventajoso, cuanto he sabido que los Patricios de Mercedes y Soriano, han sacudido el yugo de Montevideo, y voy a marchar a la mayor brevedad para auxiliarlos, y concluir con los enemigos que encierra aquella ciudad; al efecto, convendría que V. haga todos los esfuerzos que pueda para tener en su Departamento, caballos y ganado a mi tránsito, y entonces, hablaremos sobre los puntos de mi Reglamento.

Dios guarde a V. muchos años.

Cuartel General de Candelaria, 15 de marzo de 1811.

Ml. Belgrano



[1] Archivo Notarial y Judicial de Paraná. Protocolo Manuel Calderón 1847-1849.

[2] Sin fecha. Posiblemente fuera escrita por Belgrano desde Rosario de Santa Fe (según don Juan José Álvarez, que fue quien remitió dicha correspondencia al general Bartolomé Mitre, el 2 de marzo de 1899)

[3] Celedonio José del Castillo casó con María del Tránsito Carriegos Godoy, en Santo Tomé, en 1792. Tuvieron 21 hijos, de los cuales una fue una niña adoptada. Ver Enrique Piñeyro Velasco del Castillo, “Linaje del Castillo-Los Carriego”, Buenos Aires, 1998.

[4] Se trata de Mariano José del Castillo Carriegos, Hijo de don Celedonio y María del Tránsito Carriegos Godoy. Estudió en Paraná y se ordenó sacerdote, en la orden franciscana, en Buenos Aires. Ejerció su apostolado en las provincias de Entre Ríos y Corrientes. En 1824 fue nombrado cura párroco de Mandisoví, pueblo organizado por el general Belgrano. Fue representante del pueblo ante la Asamblea General de Paraná, en 1831 y propulsor de la fundación de Concordia.


Bibliografía: Codeseira del Castillo, Celia. Belgrano y la dignidad humana. Buenos Aires, Editorial Armerías, 2006.

Biografía

Don Celedonio del Castillo había nacido en Buenos Aires, el 3 de marzo de 1763. Era hijo del escribano Jorge del Castillo que prestó juramento como tal en el Cabildo de esa ciudad y nieto de don Matheo del Castillo, Alférez de Dragones que defendió la Colonia del Sacramento, Montevideo y Río Grande de los ataques lusitanos.

Celedonio casó en 1792, en el pueblo jesuítico de Santo Tomé, con María del Tránsito Carriego, que era hermana del coronel don Evaristo Carriego. Pasó a la historia por su actuación pública en las Misiones y en la provincia de Entre Ríos.

¿Cómo fue su vida en las Misiones?

Las Misiones Orientales, llamadas “Los siete pueblos de Misiones” llegaron a contar con 30.000 indios civilizados. Estas reducciones se hallaban en la Banda Oriental, al norte del río Ibicui, y eran: San Borja, San Nicolás, San Juan Bautista, San Luis Gonzaga, San Miguel, San Lorenzo y Santo Ángel. Sabemos que Celedonio del Castillo se estableció, en 1790, en San Luis, hoy tierra brasileña. En este pueblo, pegado al río Piratini, se dedicó a la enseñanza de las primeras letras. La Contaduría General del Ejército, le expidió el título de maestro. Esa reducción, a mediados del siglo XVIII, contaba para la tarea docente con una biblioteca compuesta de 310 libros, de los cuales 272 estaban en la pieza del padre cura.[1]

En 1801 los portugueses se apoderaron de los Siete Pueblos. Diez años más tarde Portugal había extendido sus fronteras hasta el río Cuareim. A mediados de 1811 se internaron en Corrientes ocupando Curuzú Cuatiá y también fueron atacados La Cruz, San Tomé y San José. Fue entonces cuando el subdelegado de Concepción don Celedonio del Castillo[2], defendió a los pueblos misioneros frente a la invasión lusitana, y concentró sus fuerzas en Mártires y San Carlos. Como la situación de Candelaria no estaba resuelta, del Castillo solicitó ayuda al subdelegado de Itapua, don Vicente Matiauda, quien le contestó en los siguientes términos: “Ud. queda independiente de esta provincia, y por eso mismo debe suspender toda espectación que hasta huviera tenido aquí.”

Resumiendo, la invasión luso brasileña de 1811 consistió en un acto planificado de beligerancia contra el litoral argentino y la Banda Oriental.

Hasta el momento en que el Gobierno Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata designa teniente de gobernador de las Misiones al comandante don José Gervasio de Artigas, esa provincia se regía por la autoridad de dos subdelegados. Eran, don Celedonio del Castillo, quien con sede en San José ejercía el gobierno sobre el departamento de Concepción (que abarcaba los pueblos de Concepción, Santa María, Apóstoles, Mártires, San Carlos y San José); y don Bernardo Pérez Planes, quien como subdelegado del departamento de Yapeyú gobernaba La Cruz, Santo Tomé y otras capillas menores. Salto Chico y Mandisoví también dependían de Yapeyú. Ambos delegados estaban subordinados directamente a la autoridad de Buenos Aires.

Le correspondió al caudillo oriental Artigas, instruir al subdelegado de Concepción, don Celedonio del Castillo, sobre las disposiciones militares que debían adoptarse y que tanto él como el delegado de Yapeyú quedaban subordinados a su autoridad.

El 21 de enero de 1812, Celedonio del Castillo, en su carácter de subdelegado de Apóstoles, se dirige al gobierno de las Provincias Unidas [Primer Triunvirato] informándole entre otros asuntos, que los habitantes de su Departamento, compenetrados de los propósitos de dicho Gobierno, manifestaron entusiastamente “su deseo de ser útiles a la Patria, con sus pensiones y haciendas que han franqueado gustosos, y a mantenerse bajo sus superiores auspicios.”

En mayo de 1813 y ante la probable insistencia de San Martín, don Celedonio del Castillo “con la eficaz colaboración del Capitán Antonio Morales, hábil lenguaraz y conocedor como pocos del indio guaraní, efectuó un reclutamiento importante, enviando con éste último 283 naturales del departamento de Concepción.”[3]

Artigas, al abandonar el segundo sitio de Montevideo a principios de 1814, rompió relaciones con el gobierno de Buenos Aires. El subdelegado del departamento de Candelaria, el paraguayo Vicente Matiauda, desobedeciendo órdenes de su gobierno se unió a Artigas, invadió el departamento de Concepción y derrotó y depuso al subdelegado del Castillo. Luego se unió a las tropas de Blas Basualdo y derrotó en La Cruz al Tte.de gobernador Bernardo Pérez Blanes. Como resultado de este accionar la provincia de Misiones pasó a ser parte integrante de la Liga de los Pueblos Libres.

¿Cómo fue la actuación de Celedonio del Castillo en Entre Ríos?

En 1821, durante la gobernación interina del Cnel. Lucio Mansilla, Celedonio del Castillo fue nombrado administrador de rentas, según palabras del propio gobernador “distinguido ciudadano por su honradez e inteligencia.”[4] Mansilla va a ser el primer gobernador constitucional de Entre Ríos ya que en 1822 se dictó la constitución provincial que establecía la división de poderes, la igualdad ante la ley y la capital en Paraná. Entre las medidas adoptadas por el Ministro Tesorero del Castillo, durante este período, se destacan: el empleo obligatorio del sellado en todas las actuaciones, la reforma de los derechos fiscales, el uso de las mismas pesas y medidas que en Buenos Aires y Montevideo, la suspensión de los diezmos para la Iglesia, las inspecciones periódicas a las receptorías, la creación de tribunales de comercio en Paraná y Uruguay.

Además, en 1823, fundó una escuela en Paraná. En el mes de octubre solicitó muebles y útiles para instalarla.

Por resolución[5] del gobierno se dispuso que el Ministro Tesorero vistiese uniforme. Este debía ser de color azul “de botones blancos y un entorchado en las botas de las mangas, con una palma de olivo en cada extremo del cuello, bordado todo de realce de plata.”

En 1825 aparece del Castillo, junto a Casiano Calderón, como Ministro General del gobernador Juan León Sola, quien había sido guerrero de la Independencia. A mediados de diciembre del mismo año terminó el período constitucional de Sola. La Legislatura nombró en su lugar a Ricardo López Jordán, pero un grupo de 500 vecinos solicitó la prolongación del mandato de Sola por cuatro meses más. El 19 de diciembre se presentaron en la Legislatura Celedonio del Castillo y Juan Francisco Seguí, con el apoyo de 150 personas, entre ellas se encontraban cuatro alcaldes de barrio, pidieron que se anulara la elección. La Legislatura accedió al petitorio, se produjo la reelección y triunfó por unanimidad Sola.

En 1827 fue Ministro de Hacienda del gobernador Vicente Zapata.

Entre1827 y 1828 del Castillo fue Ministro Secretario durante la segunda gobernación de Sola. También fue Ministro Secretario de Gobierno del gobernador Pedro Barrenechea, cargo al que renunció el 2 de enero de 1830.

La Legislatura dispuso que aunque alejado del cargo, del Castillo “mantuviese el goce de su fuero y el uso de su uniforme.”[6] También le acordó una tercera parte de su sueldo, durante toda su vida, siempre que no obtuviera otro empleo del Estado, cuya renta fuera suficiente como para mantener a toda su familia.

Entre 1830 y 1837 fue Secretario Interino del Honorable Congreso Entrerriano.

En 1832, Pascual Echagüe (militar, doctor en Teología y caudillo) fue designado gobernador de Entre Ríos. Del Castillo formó parte de su gobierno, como Secretario Interino, cargo que ejerció en dos oportunidades, hasta el 27 de noviembre de 1837.

Falleció el 5 de marzo de 1841 y sus restos fueron sepultados en la catedral de Paraná.



[2] El 13 de febrero de 1810 se le encarga la subdelegación del departamento de Concepción, por ausencia de don Pablo Thompson

[3] Instituto Nacional Sanmartiniano, “La gloria de Yapeyú”, Buenos Aires, 1977.

[4] Ver Lucio Mansilla, “Memorias”.

[5] Resolución del 19 de abril de 1822.

[6] Ley del 23 de octubre de 1827.

Bibliografía: Codeseira del Castillo, Celia. Belgrano y la dignidad humana. Buenos Aires, Editorial Armerías, 2006.